Unidad Académica de Matemáticas, UAGro., Licenciatura en Matemáticas Homologación, Área: Computación, Grado: 2°, Grupo: 301, T.V. arsanmu@gmail.com

sábado, 28 de febrero de 2009

Lo que aprendí en mis vacaciones.

Que tal!!! nuevamente saludándolos por este mi blog. En ésta ocasión traigo un texto encontrado en una revista que viene o venía en el periódico La Jornada, dicha revista se llama Día Siete. Me llamó mucho la atención puesto que habla de las distintas capacidades informáticas, de las cuales debemos tener conocimiento, esto también me sorprende, ya que una vez más comprobé que la tecnología crece a pasos agigantados'. Recuerdo cuando compré mi memoria USB de 1 GB y pensé que podía guardar y cargar de todo jeje, y apenas el viernes por la tarde, andando por el centro, súpe que ya está a la venta una nueva de 32 GB. Ta' interesante verdad???
Texto de Luis Miguel Aguilar: "En materia de religión tecnológica vengo a ser un pagano rezagado. Al respecto no sé nada y, peor, ni siquiera sé saber algo. No soy capaz ni de fatigar algún manual para dummies o mensos. Por eso tuve unos instantes de deslumbramiento cuando se me abrió con claridad didáctica una serie de cifras en un museo tecnológico de Estado Unidos. Como niño chiquito, como párvulo en regreso a clases, considérenme trepado en la tarima del salón para compartir de esta manera con el lector lo que aprendí en mis vacaciones. Si el lector está avezado en las cosas que trataré, sáltese mi Hasta atrás o váyase Hasta en medio o Hasta delante de esta edición.
Aprendí que un byte está compuesto por 8 bits. Y que 1,024 es el número que se usa para confeccionar el ascenso cuantitario hasta el vértigo. Mi hijo Felipe, que sí sabe y estuvo conmigo en esa parte del museo, me dice que el número se cierra en 1,000 para mayor facilidad, pero yo me atendré al 1,024 tal y como lo aprendí en mis vacaciones. Entonces, 1,024 bytes forman un kilobyte. Me quedó una idea más clara cuando se me informó que 2 kilobytes son, digamos, una página impresa.
1,024 kilobytes forman un megabyte. El descargo de una canción estándar se lleva 3.04 megabytes.
1,024 megabytes forman un gigabyte. La Dell familiar en casa de usted tiene 80 gigabytes. Los pobres 20 metros de libros que se encuentran también en casa de usted caben, snif, en 2 míseros gigabytes.
1,024 gigas forman un terabyte. El museo me informa que 10 terabytes abarcarían la colección impresa de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
1,024 terabytes forman un petabyte. En 2 petabytes caben todos los libros surgidos de la investigación académica en los Estados Unidos. Y en 200 petabytes cabe todo el material impreso de todo el mundo.
1,024 petas forman un exabyte. Aquí me entró un vértigo como el de Borges en el Aleph. Porque se me informó que todo el chachareo o el chachalaqueo –no es por moda reciente ni por idioma pejinés, aclaro: así se dice al chisme o a la labia incontinente en Chetumal, Quintana Roo, donde nací-; todo el parloteo, todo el “sound and the fury” macbethiano, toda la conjunción de rollos en esa otra historia como contada por un (otro) idiota universal; todo el “güiri-güiri” y el “blá-blá-blá” –eso significa ”the sound and the fury”, no “el sonido y la furia” -; toda la irremisible peroración, todo el interminable e infatigable “aporreo de la lengua” como decía mi tía Luisa; digo que todas las palabras habladas alguna vez por todos los seres humanos son contenibles en 5 exabytes.
Y “the sound and the fury”, por cierto, o las “words, words, words” con que Hamlet se refiere también al palabrerío inane, serían una nada en los cinco escritos y condensadores megabytes en que caben las obras completas de Shakespeare."

Aguilar, L.M. (2006) Lo que aprendí en mis vacaciones. Día Siete, 323, 72.

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